martes, 21 de agosto de 2012

Me siento como un manojo de uvas, cada chinche es una duda, una inseguridad. Cada día se cae una, y es un nosé tras otro, pero no me da miedo que el racimo quede como una rama seca.
Porque creo tener la capacidad de transformar eso en algo que plantar.
De esa tierra fértil, humedecida por tantos días de lluvia va a crecer algo nuevo, todavía nosé que va a ser, pero algo nuevo seguro.
Si son uvas, seguramente serán diferentes, y algo habré aprendido, y si es otra planta bienvenida sea, algo nuevo por descubrir y descubrirme, algo que explorar.